lunes, 13 de julio de 2009


A veces quisiera darle la espalda al mundo y toda su desabrida realidad. Esconder mi rostro, apagar mi sonrisa. Diluir mi vida.
A veces quisiera ser un pájaro y volar entre los árboles. Quisiera escapar, estallar, no existir y sobre todo no hacerle falta a nadie. A veces quisiera no ser más que un perfume que viaja en la inmensidad atmosférica.

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